
LA ESPERANZA DE UN NUEVO AMANECER
La esperanza de un nuevo amanecer
Por: María Teresa Camacho
Cuando estamos pasando por momentos difíciles solemos pensar: “¡Mañana será otro día!” y como por arte de magia vuelve la calma en medio de la tempestad. Así mismo, cuando hacemos “lectura” sobre el panorama nacional y mundial y se nos aproxima un nuevo año, abrigamos la esperanza de un mejor porvenir, que brindará frescos incentivos para nuestra existencia. Nos atrevemos, también, a soñar y desear que el esperado despertar traiga consigo novedades, emociones y realización de los sueños, dádivas y mil cosas más.
Ante la consabida pregunta de qué esperas para el 2013, creo que todos tenemos muchas respuestas, de las incontables preguntas que se han anidado en el silencio de nuestras corazones a través del tiempo y no han tenido la suerte de salir a la luz por culpa de la prisa con que se vive la vida, que no permite un frecuente “alto en el camino”.
Sea este el momento para pensar en nuestras expectativas para el año venidero. Espero para este ansiado amanecer, que sea el bien el que motive nuestras diarias acciones. Que sea la honestidad la que propulse lo honroso de lo recto y transparente. Que sea la apertura sincera de mente y corazón las que acojan lo plural y diverso para que el amor teja una hermandad solidaria sin caprichos ni distintivos.
Deseo la construcción de una paz duradera, pero aquella trabajada desde la oblación de nuestra paciencia. Deseo el florecimiento de una justicia inspirada en el amor generoso que Dios siembra en el corazón humano que lo inspira a obrar solo lo que bueno y lo moral. Deseo el surgimiento de la verdad en todas las instancias institucionales formales e informales, para que la luz de Cristo irradie y libere las enmarañadas tinieblas. Deseo la prosperidad para todos, pero aquella lograda con el sano esfuerzo de un trabajo bien habido.
Los y las invito a que convirtamos nuestras vidas en espacios permanentes de reflexión; que no nos consolemos con que otros piensen y decidan por nosotros.
Los invito a que concretemos nuestras decisiones en acciones que transformen nuestro entorno, para vencer al monstruo de mil cabezas llamado mal, para alejar lo perverso y enfermizo porque atan la vida y la privan de lo que ella es capaz de transmitir: conocimiento, ideales nobles, sentimientos bondadosos y duraderos, y sobre todo, felicidad y bienaventuranza